Descripción
Puede que el nabo blanco sea humilde y sencillo, pero tiene el orgullo de haber alimentado a la humanidad desde hace, al menos, 4000 años.
Nos ha acompañado durante milenios y ahí sigue. Discreto y paciente, quién sabe durante cuantos milenios más.
Si tenemos cuidado y somos responsables, durante mucho tiempo, sí. Por eso hay que consumir alimentos de agricultura ecológica, la que respeta los ritmos de la naturaleza, cuida del producto y de su entorno.
En casa nos gusta comer el nabo blanco en guarnición, asado o salteado con otras verduras de raíz, como la zanahoria, la chirivía y la patata, todo aromatizado con hierbas como romero, tomillo y laurel.
Pero cuando queremos destacar el nabo preparamos una crema caliente para cenar, con puerros. El nabo siempre es discreto y suave. Por eso es un gran acompañante en potajes, guisos y estofados, donde da cuerpo y llena mientras deja destacar a los demás ingredientes.
Las propiedades del nabo blanco son mayores que su protagonismo, así que merece la pena introducirlo y conservarlo en la dieta. Es saciante, depurativo, diurético y muy poco calórico, perfecto para los regímenes de control de peso. Protege el sistema inmune, favorece la absorción del hierro, estimula el funcionamiento de los nervios y los músculos y cuida de la salud de la piel.
Rocío Saavedra –
frescos, buen aspecto, huelen a tierra y estoy deseando cocinarlos!!
Kati –
una hortaliza buenisima para los guisos que es nutritiva y en casa nos gusta a todos tiene un sabor suave y muy agradable. Y al ser eco no lo pelamos solo lo lavamos un poco y aprovechamos los nutrientes de la piel.